Una pavada atómica

Monday 27 April 2015
Cristian Folgar Cristian Folgar

Entre los distintos acuerdos que firmó Cristina Kirchner en Rusia se encuentra uno para avanzar en la construcción de una sexta central nuclear, aparentemente con tecnología y financiamiento ruso.

Hasta el momento Argentina construyó tres centrales nucleares: i) Atucha I (hoy llamada Central Nuclear Presidente Perón) que se habilitó comercialmente en junio de 1974. Su potencia es del orden de los 360 Mw; ii) Embalse cuya inauguración se produjo en enero de 1984. Su potencia es del orden de los 600 Mw; y iii) Atucha II (hoy llamada Central Nuclear Néstor Kirchner) que despacha energía comercialmente desde febrero de este año. Tiene una potencia del orden de los 690 Mw. Todas ellas utilizan uranio natural y agua pesada.

Mediante la Ley 26.566 de 2009, el Congreso Nacional declaró de interés nacional la construcción de una cuarta central nuclear (de uno o dos núcleos) y del proyecto CAREM (Central Argentina de Elementos Modulares), una central de baja potencia (25 MW) que podría ser muy útil en zonas aisladas o de requerimientos específicos de energía o potencia.

Las tres centrales ya construidas, la cuarta a construirse (posiblemente en virtud de un acuerdo con China) y el o los reactores CAREM, todos utilizan uranio natural de bajo nivel de enriquecimiento.

Nucleoeléctrica Argentina (NASA) la empresa encargada de operar las centrales nucleares afirmó en su momento que dentro de los acuerdos con China entraría la construcción de una quinta central nuclear cuyo combustible sería uranio enriquecido. De ahí que en el reciente acuerdo con Rusia se habla de la sexta central nuclear, la cual también utilizaría uranio enriquecido.

La construcción de la quinta o sexta central nuclear no han sido tratadas por el Congreso Nacional y ciertamente el cambio de tecnología al pasar de uranio natural o levemente enriquecido al uranio enriquecido despertará cierta polémica. Pero quizás la pregunta sería un poco mas de fondo. ¿Tiene sentido invertir en la quinta o sexta central nuclear cuando aún no desarrollamos nuestro potencial, por ejemplo, en materia eólica?

Puede entenderse que la cuarta central nuclear y el proyecto CAREM son necesarios para mantener activo el siempre polémico, pero sin dudas necesario, desarrollo del conocimiento y aplicación técnica de las cuestiones nucleares para fines pacíficos. ¿Pero la quinta y la sexta?

¿Y encima con uranio enriquecido? ¿Qué estudio sugiere que es más eficiente concentrar recursos en la quinta central nuclear en detrimento de la energía eólica u otras fuentes?

Menciono la energía eólica porque es el caso mas evidente, no por ser ciertamente el único. Alguien podría decir que mientras desarrollamos la energía nuclear también podemos hacer lo mismo en paralelo con la energía eólica u otras energías, renovables o no, pero muy necesarias en estos días. El punto es que no lo estamos haciendo y debemos darnos prioridades.

La energía eólica por ser modular, permite que no esperemos 6 o 7 años para empezar a recibir la potencia instalada. La energía sería renovable. Nos permitiría desarrollar la tecnología asociada a la generación eólica. Lo mismo alguien podría sugerir también en relación con la utilización de Biomasa o de Centrales Hidroeléctricas de Baja Potencia. No es mi intención elevar a la primera prioridad a tal o cual energía en particular.

Mi intención es advertir que no estamos avanzando en materia energética con un plan que ordene nuestras prioridades en función de un análisis de costo beneficio o de un criterio de maximizar nuestras potencialidades. No se trata de relegar el desarrollo en materia nuclear, se trata también de potenciar de manera inteligente a TODOS los sectores en donde presentamos ventajas comparativas para convertirlas en ventajas competitivas.

Ya tenemos el ejemplo de las centrales hidroeléctricas que se construirían en Santa Cruz, nadie cuestiona la idea de seguir construyendo centrales hidroeléctricas, la discusión pasa porque en nuestro país hay proyectos hidroeléctricos mucho más eficientes que las centrales que el gobierno aspira a llevar adelante. 

Este gobierno logró terminar Atucha II, habrá que evaluar a qué costo final. En unos meses hay cambio de administración, ¿Tiene sentido pensar en una sexta central cuando ni siquiera sabemos a ciencia cierta cómo haríamos la cuarta, mientras que las otras energías que tenemos disponibles siguen sin desarrollarse? 

Para algunos, el acuerdo con Rusia puede ser fundacional, para otros un acuerdo más, pero sin una lógica ordenadora del mercado energético y viniendo de un gobierno que le preocupan más las tapas de los diarios que la realidad de los ciudadanos, suena más a pavada atómica que a política seria de Estado. Así nos va.

Más de Cristian Folgar
Especialista en servicios públicos y energía. Fue dos veces subsecretario de Combustibles de la Nación (en 2001 y de 2003 a diciembre de 2007). Es adjunto regular de Microeconomía de la UBA y de Historia del Pensamiento Económico en la UCES.
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