El shale asume un nuevo rol como árbitro del precio internacional

La decisión de la OPEP de mantener su producción apunta a debilitar a EEUU como jugador del mercado. Según informes de la Agencia Internacional de Energía, sólo 4% de los emprendimientos de fracking necesitan precios del barril superiores a u$s80
Friday, 28 November 2014

La guerra ha sido declarada y los mercados deciden. La caída del WTI por debajo de los u$s70, a mínimos de cinco años, ha dejado en evidencia que los negocios del mercado de futuros y los precios que veamos en las cotizaciones, poco tendrán que ver con la ecuación de oferta y demanda. Los analistas de fundamentals que esgrimen la desaceleración china o la recesión europea como determinantes de la baja de precios del barril deberán encontrar nuevos argumentos.

Una muestra de ello fue el "espectáculo" tras el anuncio de la OPEP de que no recortaría su oferta de 30 millones de bpd. Las cotizaciones se derrumbaron 6,7% para el BRENT hasta u$s72,58; basta recordar que en junio pasado, el precio alcanzó el ´record de u$s115,71.

El secretario general de la OPEP, Abdalla El-Badri confirmó que durante los próximos seis meses se garantizarán 30 millones de barriles diarios y lanzó "veremos cómo se comporta el mercado". 

Analistas consultados por Bloomberg sostienen que el cartel de países petroleros ha decidido un cambio de política; en lugar de aspirar a fijar el precio, los mercados financieros sean los que regulen en el actual contexto. El "precio justo" de u$s100 es el que desean países como Venezuela o Rusia, que necesitan dólares; El-Badri también se refirió al precio justo, pero no precisó cuál es el valor al que aspiran. 

El rol del shale en la nueva era

A finales de los 90, los países petroleros enfrentaron una crisis de precios, cuando el barril llegó a cotizar u$s11. En aquellos años, la OPEP anuncaiba recortes de producción y los precios en el mercado no lograban recuperarse. Eran tiempos donde la política de tasas de la Reserva Federal de EEUU que dirigía Alan Greenspan tenía impacto planetario. 

En el 2000 se inicia el ciclo descendente de las acciones del Nasdaq, el gobierno de George W. Bush apela a la reducción de tasas de interés, las crisis de los países asiáticos, de Rusia y de Brasil provocaron un periodo de precios de comodities en baja.

Con la guerra de Irak en 2003 se inicia un cambio de tendencia para los precios del petróleo. Desde los u$S18/u$s20, el barril se eleva rápidamente hasta los u$s32. El dólar empieza a debilitarse ante el euro y el yen, y los precios de las materias primas se elevan a máximos históricos. 

La corrección iniciada en junio pasado para los precios del petróleo da inicio a una nueva era en la que el shale oil tiene un rol preponderante. Los bunos precios de estos años permitieron desarrollar la tecnología de fracking con la que EEUU descubrió el potencial de sus reservas. Hoy, el país produce alrededor de 9 millones de bpd y en 2015 elevará su cuota en 1 millón de barriles más, según la AIE. 

La OPEP apuesta a que con precios bajos, EEUU pierda participación de mercado y se debilite su estrategia de producción a través del fracking. Sin embargo, informes de la Agencia Internacional de Energía, aseguran que sólo el 4% de la producción de petróleo de esquisto de EEUU necesita precios superiores a u$s80. 

Según el reporte, si se toma como referencia la formación Bakken, una de las principales impulsoras del petróleo de esquisto, la rantabilidad está garantizada con un barril de u$s42. 

En síntesis, el shale está en el centro de la polémica para la OPEP. Las duras críticas del canciller venezolano, Rafael Ramírez, hacia la producción de petróleo de esquisto, reflejan la incomodidad de los productores con la aparición de un nuevo competidor en el mercado que puede perjudicar la hegemonía de los países de la OPEP. 

Una sostenida caída de precios puede golpear a productores de shale con la mirada puesta en un barril de u$s100, pero también le pega de manera directa a los productores tradicionales de la OPEP, cuyos gobiernos dependen casi exclusivamente de los ingresos que el petróleo les otorgó en estos años y permitió financiar modelos como el socialismo del siglo XXI venezolano.